Para aspirar a la curul en la Cámara de Representantes por la Circunscripción Especial Transitoria de Paz número 5, conformada por 16 municipios de Caquetá y Algeciras, en Huila, se inscribieron 28 aspirantes, en 14 listas. A la fecha, la campaña ha transcurrido con normalidad en cuanto al orden público, aunque algunos candidatos dicen sentir temor de llegar a algunas zonas, que consideran de alto riesgo.
Pero esa no es la única dificultad. Al miedo, se le suman la poca información que han recibido los electores sobre el proceso; una notoria desventaja para los candidatos que no han podido acceder a la financiación estatal a tiempo, para visibilizar sus propuestas y, finalmente, la influencia que podrían tener los nuevos grupos armados que operan en la jurisdicción.
Ante esta última posibilidad, Diego Gómez, vocero de la Misión de Observación Electoral (MOE) en Caquetá, afirma que, si bien no se han presentado denuncias concretas, sí hay motivos de preocupación. “Los candidatos están expuestos a grupos como las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo, entre otros que amenazan el orden público. Con esto no tenemos la tranquilidad para que salgan a hacer proselitismo”, dice Gómez.
Y hay razones para la advertencia. Por ejemplo, el mapa de riesgo electoral de la MOE arroja que en Caquetá hay siete municipios con riesgo medio, siete con riesgo alto y uno con riesgo extremo: Cartagena del Chairá. Algo que aumentó la tensión fue el atentado que se registró el pasado 29 de enero contra el gobernador del Caquetá, Arnulfo Gasca Trujillo, en zona rural de Solano. “En el atentado murieron dos miembros de la Fuerza Pública. La MOE considera que el debate político debe hacerse con una seguridad y una tranquilidad, que no se están viendo en este momento”, agrega Gómez.
A esto se suma el hecho de que “históricamente hay una cooptación en la gobernabilidad, los territorios y las veredas. Entonces, si sale alguna directriz de algún grupo diciendo ‘mi candidato es este’, pues es fácil desde las estadísticas saber si se votó o no por ese candidato. Entonces vendrían las retaliaciones para estas familias, de las que saben dónde viven y cuál es su puesto, si se inscribieron en lo rural”, complementó.
Otra de las preocupaciones para los candidatos es la poca votación en la zona rural, donde se resolverá la contienda electoral de las curules de paz. Según Gómez, “como no hubo suficiente pedagogía, las cédulas siguieron inscritas en lo urbano. Entonces, tenemos una agravante: el censo de votantes rurales que traíamos históricamente es muy bajo y sigue siendo muy bajo, porque la inscripción de nuevos votantes no tuvo mayor significado”.
De hecho, en municipios como El Paujil solo existen dos puestos de votación rural, ubicados en las inspecciones de Bolivia y Versalles, donde en las últimas elecciones se contabilizaron 279, entre ellos cuatro nulos y nueve no marcados. El resto de los electores, por tradición, votan en el casco urbano. En Albania ocurre algo similar, solo existe un puesto de votación en la Inspección de El Dorado, donde se contabilizaron en los pasados comicios 343 votos.
Sobre la elección del 13 de marzo, donde las víctimas podrán tener un representante en la Cámara, en general los electores poco o nada saben por la falta de información sobre los detalles de la elección de esta Circunscripción Especial Transitoria. Y es que es necesario preguntarse qué va a recibir el votante en esta oportunidad. Si el sufragista se encuentra en ciudades capitales deberá recibir tres tarjetones para votar por la persona candidata y el partido de preferencia al Senado, Cámara de Representantes y quien aspira a la presidencia por las diferentes coaliciones creadas; y si se encuentra en alguno de los 167 municipios que conforman las 16 curules de paz, recibirá un tarjetón que le permitirá votar por la Cámara territorial, otro por la Circunscripción Especial Indígena o Circunscripción Afrodescendiente y otro por la Circunscripción Especial para la Paz. Además podrá acceder a las consultas de los partidos para la Presidencia de la República.